Como Pastora Imperio en el Viñarock

A todos nos ha pasado en la vida, nos hemos dejado llevar por los amigos y lo que parecía ser el planazo del año. ¡¡Ay qué ignorante de la vida moderna!!

Un día, cuando solamente tenía el conocimiento justo para no defecarme por la calle, me lié la manta a la cabeza y decidí que era buena idea irme de festival. Pero no uno cualquiera, sino a la sequedad de La Mancha. Al Viñarock, en Villarobledo, Albacete. 

La historia fue que yo me pensaba que iba a la zona VIP de Rock In Rio, donde Amaia Salamanca y Eugenia Silva van en cochecitos de golf. Y no, amigos, iba a un festival de música donde el personal se hacía pis encima y te enseñaba el "pito" a lo Paco León en cualquier momento. Como Pastora Imperio "con mantilla y una bata almidoná"

Cuatro o cinco días de festival donde lo de lavarse era un espejismo, entraba en los baños móviles con toallitas de bebé en los orificios nasales, era la única manera de no suicidarte en medio de un centenar de personas. No me lavé en todos los días que estuve allí, me limpiaba con las toallitas, que lo mismo sirven pa' un arroz que pa' una paella. (Es así de duro, pero tiene su explicación, paciencia) La mierda me salía por los poros de la piel, hasta el punto, que Bebe, Mari Nieves para los amigos, parecía menos piojosa que yo. Incluso el público de Sociedad Alkoholika parecía Diego Ossorio a mi lado ¡Qué calvario! 

Me sentí como VB con este novio de la juventud
Diréis los de Villarobledo que me leáis ¿Pero si hay duchas? (Con el dedo bien alto) Os diré ¡¡¡No entro ahí ni pa' Dios!!! ¡¡Ni aunque toda mi familia esté bajo la custodia de una tribu canibal en las Islas Cook!!! ¡¡¡Ni aunque me regalen 300 camisas 100% natural!!! Ahí dentro solo había muerte, destrucción y sufrimiento. 

Un complemento indispensable en estos casos de pelo calostrón son lo turbantes. Tapa de la raíz a las puntas, como la crema mascarilla de Deliplus y no deja rastro de grasa y polvo, como en la Feria de Abril los sindicalistas de UGT, con sus pancartas y jamones. 

Allí, o cueces o embruteces. Y mejor será que embrutezcas o estás perdido. En alguna ocasión, los cientos de festivaleros rastafaris me hicieron el vacío, haciéndome pensar que no era de los suyos. No me ofendí, así era la cosa. Yo era allí como Carmina La Divina en Marruecos, como Madonna en una fiesta de Paris Hilton, como Falete en una fiesta heavy. ¡¡Así era yo!! Me sentí... como si hubiera ido a esta fiesta. Aunque procesión hubo, pero por todo el pueblo. El 60% de los asistentes, el cuarto día, buscábamos desesperadamente un baño, como The Walking Dead ¡¡¡Alabada sea la loza!!!



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