Gorronas de las revistas del corazón


 Cuando salgo del trabajo, a veces y solo a veces como los peces, voy a mirar página a página la revista Hola!. Soy una descastada, lo sé, pero comprar esta revista a no ser que salga Bertín Osborne me sienta igual de mal que comprar calcetines. 

No me miréis así. No me gusta comprar calcetines, todos me parecen caros y me gustaría que costasen 0,01 céntimo de euro. Yuro, según mi abuela, que ha rebautizado a ZP como torrezno, si no tuviera poco con la somanta de palos que le está dando Solbes.

Total, como os decía, no compro ni esta revista aunque sí calcetines, que remedio. Sí, que sé que son 2 yuros, pero que no, que no me la compro. Entro en Vips, camuflada con un sombrero y miro sonriendo al de seguridad de la puerta. Intentado que no vea en mi cara que soy una de las "gorronas de la prensa del corazón". Ya deben conocerme, no me voy a molestar más en hacer que pienses que voy a consumir.

Me acerco a la estantería, tranquilamente cojo el Hola!, como el que compra yogures en Udaco y me pongo a verla. Hoja a hoja, sin saltarme ninguna. Pues sí, mira Tamara Falcó con su hermano pelo hoja. Mira la Carbonero, como se ha puesto con su vestido de terciopelo. ¡Ay Tita! Como llevas a tus hijas, que parecen momias. 

¡Es cutre! Sí, lo sé. Pero me gusta. ME GUSTA. No hay nada en la vida como hojear el Hola! gratis, free como las palomas.Y si pudiera ir en bata, mucho mejor. Pero voy a controlarme. ¿Acaso otros no abren las patatas fritas en el súper antes de pagar?

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