¿Qué le está pasando a Leo? ¿Qué le pasa a mi atractivo Leo DiCaprio? Una vez El Guardían me increpó diciéndome: "¿Cómo es posible que te guste Leo?". ¡Ay! Porque sí. Luchando contra viento y marea por mi amor por este hombre, aunque últimamente ha colgado el traje de galán de películas y se deja ver con la hucha al aire, donde le pueden insertar desde una moneda de duro antiguo hasta un palo con un flamenco rosa hecho con pinzas de la ropa. Y es que los famosos también dejan de lado lo de estar buenotes cuando están de vacaciones.
Aun así, Leo ¡Oh, Leo! Te quiero.
Cada día sueño con que vengas a mi habitación a pintarme desnuda solo con un collar, aunque sea de hojalata, no el corazón de la mar, no hay necesidad de tal dispendio. Sueño con salir a cenar contigo recogiéndome vestido como en El Gran Gatsby, tener una reyerta si es necesario... mientras nos persiguen unos narcotraficantes colombianos por el casco antiguo de Toledo, con tacones de aguja, aunque nos tengamos que arrojar por unas cataratas vestidos de Prada... pero contigo. ¡¡¡Tenéis que entenderme!!! Soy una mujer de los 90, de las que se criaron con el guapo de Zack Morris y creyendo que el amor era morir en el océano mientras tu amada se congela sobre una tabla. Aunque en mi caso no sería un trozo de madera de un maravilloso barco que se hunde, sino algo menos sofisticado, algo como una puerta de madera antigua, de esas de pueblo que tienen las llaves tan grandes como una escopeta. Como nos gusta meternos con el personal por sus barrigas, cuando los que escriben sobre ello no saben ni a tocino.
Todos los digitales hablan de la barriguita de Leo DiCaprio y no tiene caso. Yo os digo una cosa aquí y ahora, amigas que os gustan los "mazaos" y amigos que queréis ser como Rafa Mora. No me gustan los hombres piedra a lo Bustamante. Te echas sobre ellos mientras ves una película o la serie Juego de Tronos y cuando te levantas de su pecho tienes que irte a poner acupuntura medicinal al chino de tu barrio para salvar tus cervicales y no pensar en el suicidio colectivo. Leo está bien y punto, he dicho
Oh Bipe...Bipe... Tú también estás muy bien, y punto.
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